martes, 4 de marzo de 2025

Sí, un pino hermoso

Me puse a hablar con el pino de la ventana y esto descubrí (de alguna manera sí que lo sabía pero yo creo que no estaba lista para entenderlo): Mi ser andaba averiado del amor propio. Mi cuerpo está sano pero mi espíritu andaba chorreando sangre, pus y vísceras e s p i r i t u a l e s. No se veían y no lo sabía, aunque lo padecía, propiamente no me había dado cuenta. Andaba yo ignorando la fragilidad espiritual que me aquejaba y sólo sentía a mi ser flaquear, pero no le ponía atención. Esa es la cuestión del espíritu, las heridas se viven pero es fácil no notarlas e ignorarlas y andar con ellas y sufrirlas sin ser conscientes de ellas pero una vez que las ves, que te das cuenta de ellas, empiezan a sanar porque estas listo para hacerlo. 

Ahora siento cómo el calor del sol cura y cierra mi herida.