Poco a poco me vuelvo a la nada:me he quedado atrapada bajo las ruedas del tren.
Me estoy volviendo a la nada y eso me entristece en la madrugada, cuando camino por el camellón de una larga y bien iluminada avenida: tan larga y solitaria...
La mar de veces he imaginado que sujetos malvados me secuestran y hacen conmigo lo peor: lo peor. Peor será para ellos, pienso, pues -como Sócrates decía- es mejor sufrir una injusticia que cometerla: así que con denuedo me enfrento a la lóbrega madrugada. Sin embargo, no sé qué ligerísima desazón se apodera de mí por pequeñísimos instantes y me lleva a poner en duda la grande sabiduría de Sócrates.
Sin embrago, me vuelvo a la nada.
sábado, 18 de octubre de 2008
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