Usted sabe que me carcome, que me duele. Los ojos no se me llenan de lágrimas, sin embargo. Muy orgullosa estoy de ya no encerrarme en el baño a llorar desconsolada. Pero sí me duele, y no sé qué ni por qué. No me hallo, eso creo. Me siento borrosa, insustancial.
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