Cada vez que has aparecido en mi vida, de la manera que sea, mi corazón
ha dado un vuelco para al final caer hecho pedacitos. La última vez que
desapareciste de mi vida me sumí en una de las depresiones más dolorosas que he tenido. Yo estaba tan mal y me preguntaba por qué y un
día me desbaraté y lloré hasta que entendí: de alguna manera te habías
convertido en el ser cuya presencia, aunque lejana, confería valor ja
mi existencia; tu ausencia me hacía sentir vacía e insignificante. Tuve
que reconstruirme pero sola; debía valer por mí
misma, aunque no comprendía cómo podía yo valer porque sí.
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miércoles, 6 de noviembre de 2013
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