Me temo que las cosas no van bien. El llanto contenido, el grito ahogado, el sollozo nocturno: casi imperceptible, lo hacen notorio. No parece así: sonrisas, besos, palabras afectuosas llenan el aire o mi pequeño pero significativo mundo. Acaso todo sea mentira. Lo lamento.
Ojalá sea sólo mi continuado y para nada extenuado fatalismo.
Te quiero tanto.
domingo, 21 de diciembre de 2008
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