El amor en los tiempos de la promiscuidad
Si son ciertos los reportes de varios periódicos y revistas y hay estudios donde se señala que el adulterio va en aumento de manera abrupta, me pregunto si aún tiene sentido pedir y creer en la fidelidad de la pareja ¿no sería mejor suponer que la infidelidad es un hecho y construir de ahí otro tipo de relaciones? Creer en lo que es falso implica vivir en el engaño y, cuando la evidencia es mucha, ser un obcecado.
De: Luis Muñoz Oliveira
(Me reconforta, oh sí)
sábado, 26 de junio de 2010
lunes, 21 de junio de 2010
No árbol
Para decirme así que ya no existo,
Que viste tras la máscara y me hallaste vacío.
Gilberto Owen
La ciudad nos traga, y nos traga el trabajo monótono... tan fácil es perderse, abandonarse, dejar la ilusión, ser un transeúnte más de mirada perdida y pensamientos dispersos. ¿Hay que desbordar talento y creatividad para ser algo? ¿Basta ser buena persona? Dice Tagore, aunque seguro de otra manera, que cada humano es tan valioso para el universo como cada estrella o árbol... ¿Basta entonces la presencia?
Inconforme, insegura, incómoda, intransigente, infame, interrogativa, insensata... no me siento cual estrella, aunque tanto me gusten: Me siento como una no estrella, como un no árbol.
Parecióme que moría y no pude menos que cerrar los ojos.
Que viste tras la máscara y me hallaste vacío.
Gilberto Owen
La ciudad nos traga, y nos traga el trabajo monótono... tan fácil es perderse, abandonarse, dejar la ilusión, ser un transeúnte más de mirada perdida y pensamientos dispersos. ¿Hay que desbordar talento y creatividad para ser algo? ¿Basta ser buena persona? Dice Tagore, aunque seguro de otra manera, que cada humano es tan valioso para el universo como cada estrella o árbol... ¿Basta entonces la presencia?
Inconforme, insegura, incómoda, intransigente, infame, interrogativa, insensata... no me siento cual estrella, aunque tanto me gusten: Me siento como una no estrella, como un no árbol.
Parecióme que moría y no pude menos que cerrar los ojos.
Fragmento
Olga Viacheslávovna regresó a las ocho de la tarde, encorvada por el cansancio y con la cara terrosa. Se encerró en su cuarto y se sentó en la cama con las manos sobre las rodillas... Estaba sola, sola en una vida salvaje y hostil, sola como en el momento de la muerte; nadie la necesitaba...
Alexéi N. Tolstoi: La víbora (fragmento)
Alexéi N. Tolstoi: La víbora (fragmento)
martes, 15 de junio de 2010
Seguir
A punto he estado de romperme. Contemplé el suelo desde el cuarto piso, pero no me pareció la altura apropiada. Mejor fui a dormir. La cabeza me dolía insoportablemente. Al despertar, por la mañana, de un salto fui hasta el librero y pretendí alcanzar mi celular, pues quise dejarlo lo más lejos posible de mí. Una sensación no muy desconocida se apoderó de todo mi cuerpo: náuseas, debilidad, escalofrío, una ligera convulsión: iba a desmayarme. Mientras ocurría, contrario a lo habitual, lo disfruté, quería que todo terminara ahí. Algo similar me ocurrió cuando acudí a mi casa vacía a recoger las pocas cosas que olvidé: de pronto no pude seguir organizándolas, me detuve, fui a otra habitación, una completamente vacía y lloré. No lloraba por amor a lo trágico, lloraba, lo necesitaba, pues comprendía lo que seguía: Esto, yo ahora, aquí, con todo un día por delante, una multitud de horas puestas ahí para que yo las atraviese -sin siquiera quererlo-, el silencio diurno y nocturno, el cereal con leche de la mañana, las comidas corridas, y sobre todo: la horrible espera y la constante voz que me dice que debo tranquilizarme y seguir aunque no sepa para qué.
09/06/10
Se acabó. Aún no acierto a asimilarlo. Él lee a lo lejos y yo escribo para esperar que pase el tiempo. Siento una mezcla de tristeza y alivio. El futuro me parece incierto y un tanto doloroso y seco. No hay más. Creo que los días que siguen no serán más que huecos impregnados de ausencia y tedio. No hay más: ni amor, ni besos, ni nada.
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