Olga Viacheslávovna regresó a las ocho de la tarde, encorvada por el cansancio y con la cara terrosa. Se encerró en su cuarto y se sentó en la cama con las manos sobre las rodillas... Estaba sola, sola en una vida salvaje y hostil, sola como en el momento de la muerte; nadie la necesitaba...
Alexéi N. Tolstoi: La víbora (fragmento)
lunes, 21 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario