No me considero un ente creador ni persona extraordinaria. El tiempo me ha hecho dura y fría, como le ocurre a los bolillos. A veces escribo para ti, como hoy. Te recordé explicándome el significado de "buhardilla". Aún pienso en ti, creo que con excesiva e inútil frecuencia; quizás se trata de un acto reflejo, así como cuando los nervios de un muerto se mueven. La última vez que te vi, miraba tus ojos enormes y me parecía que se hacían cada vez más grandes, tanto que en algún momento yo caería -felizmente- dentro de ellos...
Una vez, en el futuro de rascacielos desvencijados, en un sueño, me dejaste plantada y lloré mucho.
Nunca me gustó ser la opción del mundo alternativo de color amarillo descolorido.
martes, 15 de diciembre de 2015
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