Quiso salir de la vida, como se sale de un sueño desagradable o pavoroso: abruptamente. No había esperanza; eso era. Los ojos tristes; eso que se revolvía dentro de sí: triste. Harta. Quiso callar. Quiso no volver a mirar. Quiso ser un instante: el último.
El rostro ausente, resignado, abúlico.
***
Lo miró: lejano, ajeno. No hizo más. No existía otra cosa que hacer: ni culparlo, ni sondearlo. Después de todo, él también era parte del sueño, de la vida. Se fue.
Lo olvidó...
...Sí, claro.
jueves, 13 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Y siguiendo su comentario anterior, quizá todo querer salir implique la esperanza de que exista todavía un afuera. Gracias por recordarlo.
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