jueves, 14 de julio de 2011

Soy de lo peor

Hace como nueve meses decidí hacerme cargo de mí en todos los sentidos; así que busqué en el periódico lugares baratos para vivir y un trabajo. Desde que subí a la recámara de mi tía a decirle: "tía, me voy", y ella respondiera: "¿en serio?", mi vida cambió. De pronto estaba yo viviendo en casa de un señor desconocido que me causaba temor. Yo pensaba: ha de ser asesino en serie o un pervertido sexual, por lo menos. Pero ha sido muy amable conmigo, hasta me pidió que fuera su novia. Dije que no y continuó la amabilidad. Mi trabajo. Trabajo en un restaurante en el turno de la noche, de 6:00pm al cierre. Soy la cajera. Es un trabajo sencillo: en mis ratos libres puedo navegar por Internet, chatear o leer; aunque de vez en vez por falta de cambio o porque alguien me dio instrucciones erradas o porque los meseros desconfían o porque yo desconfío, mi ira se hace presente y empiezo a destartalar las buenas relaciones laborales de meses que con muchas sonrisas y trabajo arduo logré. Mi ira se está volviendo explosiva. A veces me pregunto para qué enojarme, para qué ganarme problemas laborales gratuitos, y sigo preguntándome, todavía no sé, tampoco sé por qué no ganarme problemas laborales o para qué agradarle a todos, no sé.
Las mañanas deberían ser para estudiar, no han sido del todo así: veo amigos, salgo con mi novio, modifico la decoración de mi habitación, duermo, escucho música. Soy de lo peor. Aunque por fin siento que tengo el control sobre lo que hago, sobre mi dinero y mi tiempo. Sólo estoy cambiando, sólo me estoy adecuando a las nuevas circunstancias.


(Visto de lejos, no se ve tan bonito, 14/julio/11)

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