jueves, 14 de julio de 2011

Bolsa hostil

¿Soy una bolsa de traumas horrible o soy una horrible bolsa de traumas o soy una bolsa de traumas y horrible? Esta tarde me pregunté eso y la cuestión no era si yo era una bolsa... sino en qué parte de la oración colocaría la palabra horrible. Iba a explotar y me creía una bolsa. Y aquí viene una frase que encuentro muy apropiada para describirme: Angustia excesiva del espíritu por nada (que también le robé a Vila-Matas)... y usted, amable lector, tal vez no me entienda... porque ahora le diré que la vida, esta vida mía, es como un mal día de trabajo. No siempre. Lo que ocurre, pues trataré que un poco de cordura se manifieste aquí, es que mi trabajo permea de vez en vez mi vida y... mencioné ayer, no aquí, pero lo mencioné, con cierto optimismo, que el trabajo es un mero trámite para obtener cosas, y así es, pero ese trámite puede volverse engorroso y hasta doloroso, para mí, claro -no he de generalizar- porque soy sincera y profundamente hostil, y no me queda más que disimularlo, creo.


(Tan sincera que tengo que ocultar mi hostilidad. Eso no tiene sentido, pero así es.)

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