Bien. He vuelto a leer Niebla de Unamuno. Bonito libro. Me declaro admiradora del no existente Augusto Pérez, de su ligereza, inocencia, ingenuidad, profundidad... en fin, de su ser de soñador que es soñado. Murió Augusto Pérez aún antes de haber muerto. Murió dudando que existía. Pero no guardó silencio y le hizo saber a su creador lo que pensaba de él cuando éste, Unamuno, algo irritado por la altanería de Augusto, le hace saber que lo matará, puesto que puede hacerlo:
"–¡Quiero ser yo, ser yo!, ¡quiero vivir! ––y le lloraba la voz."
"–¿Conque no, eh? ––me dijo––, ¿conque no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme: ¿conque no lo quiere?, ¿conque he de morir ente de ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel, ¡también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada de que salió...! ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, se morirá, aunque no lo quiera; se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo; lo mismo que yo! Se morirán todos, todos, todos. Os lo digo yo, Augusto Pérez, ente ficticio como vosotros, nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted más que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo que yo, que Augusto Pérez, que su víctima..."
Augusto, como se dice coloquialmente, nos llevó a todos entre las patas. Todos hemos de morir, si no es que muertos ya estamos. Muertos. Muertos. Sin embargo, no deja de causarme gran simpatía ese Augusto Pérez -ente de ficción- y menos cuando se despide de Unamuno mediante un telegrama en el que escribe:
«Salamanca.
Unamuno.
Se salió usted con la suya. He muerto.
Augusto Pérez.»
Es sin duda un bello reproche, algo triste, no obstante.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
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1 comentario:
A mi también me encanta Niebla de Unamuno...
saludos!!!
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