domingo, 10 de agosto de 2008

Búrlense de mí

Han pasado varios años desde que empecé a llamarle por teléfono. No me interesa hablar con él, ni saber cómo está. Lo que quiero es que escuche sonar el teléfono, que interrumpa cualquier actividad que esté realizando y que, al levantar el auricular, diga "bueno"... nada más; por eso sólo le llamo para colgarle una vez que he escuchado su voz. Él sabe que soy yo y, para mi sorpresa, no le molesta, incluso le divierte.
Como pueden ver, gusto de irrumpir en su vida -en esa vida que me es ajena- de la forma más patética que encontré...queridos lectores, búrlense de mí.
(domingo 22 de abril de 2007)

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