domingo, 10 de agosto de 2008

De caminar y morir


Camino todo el día. Voy de aquí para allá. Sólo doy vueltas. Ya estaría muerta, si no fuera porque no me gusta la idea de que alguien se dé tremendo susto al encontrarme inerte. Pobre. Y tampoco soporto pensar en mi cuerpo pudriéndose. Qué culpa tiene él de que yo, a veces, no lo quiera.

(jueves 18 de octubre de 2007)

1 comentario:

Acol Kobernein dijo...

Yo creo que si, el cuerpo propio y el alma no tienen la culpa de que los odiemos cual carcel.

Aquella tarde, que no recuerdo, te encontre en...
El caso era que tu me viste gordo, y te dije, estoy deprimido. Yo me aleje, pero más adelante recorde que estabas áún más delgada que antes...

Leyendo este post a mucho. Pense en la dermatitis nerviosa de mi brazo, en mis dientes hechos pedazos, en mi alma abandonada en alguna parte...
Y todo por que dejaba que otros controlaran un ser que ya no quería ser, un ser que arruinaron... yo no quería reconstruirlo, cuando no fui yo el causante de las esquirlas de mi corazón en las paredes.
Yo movía un dedo, y quería morir, movía otro pie y quería morir, me comía las esquirlas como si fueran dulce, y quería morir. Alguién me dijo que le gustaba y yo la odié. Por eso ame a una egoista. Pero finalmente fui yo quien reconstruyo un poco su ser, aunque a veces, no se si valga la pena. No es justo que yo corrija lo que ellos volvieron rompecabezas.