miércoles, 13 de agosto de 2008
Una casita de cartón
Ya pagué el alquiler de mi futuro hogar: un cuarto pequeñito que se me figura una casita de cartón. Temo, acaso porque mi casero es un tipo gordito y rubio que tiene a bien portar dos mechones rojos de pelo que se asemejan a un par de cuernos. No puedo dejar de mencionar el calor sofocante y el interior laberíntico y malsanamente blanco aunque oscuro, y el grande espejo de marco dorado que le deforma a uno el cuerpo. Temo y, sin embargo, no lo pensé dos veces para cerrar el trato y firmar el largo reglamento que, entre otras cosas, me prohibe llevar hombres a casa. No me quejo. Pude mirar a hurtadillas la habitación de una de mis compañeras: un verdadero desastre... seguro tendré cosas que escribir respecto a lo que me espera, pero temo.
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