Por fin pude dormir. Estaba preocupada.
Soñé que mi familia era perseguida por los militares de un gobierno fascista.
En mi nuevo hogar, las otras inquilinas empiezan a hacer ruido a las 5:00 am.
Me hundo a la mitad de la cama. Ahora sí uso almohada.
Me cambié de casa para comer cereal cuando yo quiera.
Colgué un cuadro con la imagen de una tarde de otoño: muy naranja.
Compré una escoba, café, galletas y una taza.
Ayer, muy temprano, escuché el llanto de alguien.
Ya casi no tengo miedo.
Me agrada mi -posible- trabajo.
lunes, 18 de agosto de 2008
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