domingo, 21 de diciembre de 2008

Continuado y para nada extenuado fatalismo

Me temo que las cosas no van bien. El llanto contenido, el grito ahogado, el sollozo nocturno: casi imperceptible, lo hacen notorio. No parece así: sonrisas, besos, palabras afectuosas llenan el aire o mi pequeño pero significativo mundo. Acaso todo sea mentira. Lo lamento.
Ojalá sea sólo mi continuado y para nada extenuado fatalismo.

Te quiero tanto.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Viejo post

KIERKEGAARD SEDUCTOR


“Es completamente necesario saber convertir el amor en algo absoluto, delante de lo cual pierda importancia cualquier cosa; de otra manera, es mejor abandonar todo intento de amar alguna sola vez, aunque se tenga deseo de casarse diez veces”, dice Kierkegaard en el Diario de un seductor. Con esto da cuenta de lo que implica para él entregarse por completo a otro ser; amar antes que cualquier otra cosa parece, en primera instancia, dejarse arrastrar por la vorágine de emociones intensas que desata tan sólo una mirada de aquel que se ama. Pero, esta interpretación de lo que Kierkegaard ve en el amor contrasta con su personalidad. Kierkegaard parece un hombre apasionado, pero a la vez está dotado de una gran capacidad intelectual que lo sitúa por encima de todos aquellos que simplemente se jactan de ser apasionados. Hay, no obstante, que entender al ser apasionado del mismo modo como lo concebía Cicerón: “un ser cuya alma se encuentra perturbada o afectada”. En este caso, el amante, del cual Kierkegaard no participa, es aquel que se encuentra simplemente perturbado por el amor y como tal, puede llegar a ser un seductor, pero del tipo vulgar, puesto que en su apresuramiento por saciar el deseo de lo que le apasiona, se limita a obtener únicamente el gozo corporal, a saciar sus instintos carnales; dejando de lado lo que para Kierkegaard constituye lo más placentero, pero a la vez lo más doloroso, la entrega íntegra del objeto del amor: el instante preciso que justo cuando inicia termina; el momento justo en el que el deseo, no el vulgar que sólo aspira a obtener el cuerpo, sino aquel que aspira a poseer en su totalidad al ser amado, es colmado. Es doloroso, puesto que en cuanto se obtiene se pierde; así, Kierkegaard dice al concluir su diario: “Ya no tiene nada para negarme (Cordelia). Hermoso es el amor, sólo mientras duran defensa y deseo; luego todo es debilidad y costumbre”.
Kierkegaard no es precisamente el personaje de su Diario, pues aquel que se propone seducir a una bella damita se llama Juan, y aquella que es seducida se llama Cordelia. No obstante, se dice que su escrito es hasta cierto punto autobiográfico y es por ello que me he permitido adscribir a Kierkegaard la personalidad de Juan. El seductor que caracteriza Kierkegaard es un hombre que observa minuciosamente su entorno, es un estudioso celoso tanto de los libros como de las personas, tiene gran facilidad para expresarse y para obtener lo que desea, parece, como consecuencia, que tiene un gran control sobre sí mismo, sobre sus emociones. Es un ser del cual puede decirse que se conoce así mismo. Sin embargo, el conocimiento o cuidado de sí mismo, según la sentencia socrática, no parece cumplirse del todo en el alma del seductor de Kierkegaard puesto que en un principio dice, refiriéndose a Juan: “…pero aquel que se desorienta en su yo íntimo, se encuentra enclaustrado en un angosto espacio y en seguida se vuelve a encontrar en el punto desde el cual partió y recorre un laberinto de donde sabe que no podrá salir. Creo que esto último le ocurrirá a él, pero en forma mucho más terrible”.
Pareciera que para el seductor de Kierkegaard, esa inteligencia penetrante y esa capacidad de reflexión resultan más que un bálsamo para el espíritu, una enfermedad...


***


Esponjita dijo...
Yo sólo tengo una pregunta (y he aquí donde la esponja se pone odiosa):
¿De dónde saca usted, querdia moribunda, que "amar absolutamente" es dejarse arrastrar por las emociones?
Creo que hay una pequeña confusión: amar no puede ser pura "pasionalidad", es decir, ¿cómo puede decirse que el que ama abslutamente es "pasivo"?
"Dejarse arrastrar" "pasiones" implica "pasividad absoluta".
El que ama, en cambio, ama activamente.
La pasión, efectivamente, "con-voca", llama al amor. Pero amar no sólo es dejarse arrastrar.
Uno tiene que ser llamado (eso debe querer decir el danés, porque de lo poquito que sé de el es que es un buen platónico), pero tiene que hacer el esfuerzo de subir hacia lo amado.

No confudais amor con "arrastramiento pasional". El segundo no tiene mérito. Él primero "vale la pena".
Si no, el danés no diría:
“Es completamente necesario saber convertir el amor en algo absoluto": hay que "saber convertir", hay que transformar... ¿cómo puede ser algo pasivo "transformar"?

Salú:
la esponja odiosa
agosto 02, 2007 1:23 PM

abad dijo...
Dice usted que no sabe de dónde saco que amar absolutamente implica dejarse arrastrar, pues Kierkegaard debía tener una concepción del amor semejante a la de Platón, para el cual, el amor, según lo expresa en “El Banquete”, no es -de ninguna forma- pasivo, es, más bien, activo. Y sí, creo que tiene usted razón. Para Platón el amor o Eros es un ser atravesado por el deseo, el deseo de lo bello. El deseo de algo implica una carencia, una necesidad, y Eros, al pretender la belleza, da clara muestra de que carece de ésta y es precisamente esta carencia la que lleva a Platón a considerar al amor un “demonio” (intermediario entre los dioses y los hombres), ya que si fuera un dios, como todo dios, estaría colmado de belleza. No obstante, el amor no es, por su carencia, feo, ya que –como señala la sacerdotisa- existe un punto medio entre lo bello y lo feo, como lo hay entre la ciencia y la ignorancia, y es en ese punto donde se encuentra el amor… Eros es, pues, activo en su búsqueda de lo bello, como lo es el filósofo en su persecución por la verdad. Si Eros saciara su deseo, inmediatamente dejaría de existir, pero siendo hijo de Poros (la abundancia) y Penia (la pobreza), está destinado a perder, sin cesar, lo que obtiene. El amor no puede ser pasivo, pues en tal caso, sería totalmente feo o bien totalmente bello, pero no puede ser feo lo que aspira a ser bello y no puede ser bello lo que sólo es en virtud de su deseo de lo bello… Ahora bien, mi interpretación sobre lo que implica amar absolutamente para Kierkegaard no niega esa concepción del amor activo, pues señalo la superioridad de éste –Kierkegaard- respecto a un sujeto que simplemente es apasionado –entiéndase por apasionado un ser cuya alma se encuentra perturbada o afectada-; el deseo que Kierkegaard busca satisfacer sobrepasa el de un hombre común; lo que Kierkegaard desea de su amada es una entrega absoluta de sí, que, en términos relativos al deseo insaciable de Eros, si ocurre que Eros colma su deseo, Eros deja de existir (lo cual no es posible, pues es en tanto que desea), así, si Kierkegaard colma su deseo, entonces, deja de amar… nada más placentero debe haber que saciarse de aquel a quién se ama, pero nada más doloroso que dejar de desear, de amar, a aquel que, por fin, nos colma de sí.
Por otro lado, la frase: “dejarse arrastrar…” como yo señalé, sí tiene un dejo de pasividad, pero ¿no se toma una decisión cuando se opta por dejarse arrastrar?, ¿tomar una decisión no es ya una acción? No obstante, uno puede –y esto tiene más que ver conmigo que con Kierkegaard- amar intensamente y, sin embargo, no pretender obtener al ser amado... eso sí que es pasividad. Pero dejarse arrastrar es más bien, poner el amor por encima de cualquier otra cosa, es actuar motivado por el amor.

Y no, no es usted odiosa.
agosto 04, 2007 10:36 PM

abad dijo...
Ya sé que no dijo usted que Platón lo expresa en ¨El Banquete¨, pero supongo que ahí fue.
agosto 04, 2007 10:40 PM


Esponjita dijo...
Es mi culpa (¡y evidentemente la de Priani porque usté fue su alumna!): cuando digo "platónico", me refiero a Neoplatónico: Plotino, Agustín, Ficino, Pico, el Erígena, y anexas....
je: ¿por qué fregaos todo mundo entiende por amor platónico las fumadas de Juliana González? (por su puesto, no es culpa de usted, mi querida moribunda)..

Ya ve, ya ve: Priani tiene la culpa. él debió dejarle muy claro lo que es el amor platónico... pero a ver, déjem seguir leyendo su respuesta para seguir contestando
agosto 06, 2007 6:18 PM


Esponjita dijo...
Sigo contestando:

mmmm... despuès del resumen del Banquete, creo que la respuesta se puso más interesante... a ver, déjeme pensar...

Pues creo que tiene razòn en casi todo lo que dice, salvo, de nuevo, en la frase de "dejarse llevar". Porque, digo, me gusta la defensa que hace usted del contenido de esa frase. Pero podríamos decantarnos también por una interpretación Agustiniana (y por ello muy cercana al NEOplatónico danés):
el amor no puede implicar ningún tipo de pasividad, no tanto porque se decida o no "dejarse llevar", sino porque el amor es elprincipio de acción.
Eso quiere decir que es el amor quién te hace actuar, moverte, levantarte todas las mañanas. Te arrastra, sí, pero no sólo a ir a ver al ser amado, a contemplarlo en silencio, sino incluso a comer y a respirar.
Mira: no hay, creo yo, amor pasivo. Hay, o amores silencioso, o amores turbulentos...

Y otra cosa: cuando uno comprende qué significa "obtener al ser amado" madura: no es necesariamente agarrarlo a besos y que se case con uno, esa es la visión adolescente (y de la que se vale la naturaleza para que nos reproduzcamos). Obtenerlo es comprender que el amor es una cosa de Uno mismo, no del otro...
pero ese es tema para otra discusión:

Saludos,

la esponja no tan odiosa
agosto 06, 2007 6:31 PM

abad dijo...
Está bien, pero no culpe usted a Priani. Yo soy muy distraída.
agosto 06, 2007 8:55 PM





(miércoles 1 de agosto de 2007)

viernes, 12 de diciembre de 2008

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Soy de mentiritas

Soy de mentiritas, casi de papel, casi dibujo.
Soy una raya: una distancia.
Soy de cristal; a veces de metal.
Soy algo que extraña, que no llora.
Soy profunda resignación.
No soy abismo, soy superficie.
Soy los ojos secos.
Soy inconmovible e inamovible.
No soy memoria.
Soy volátil, voluble, banal.
Soy paz.
Soy tormenta.
Soy la mirada hueca,
La palabra vacua,
La vocecita que canta,
La eterna sonrisa,
La melancolía,
La fatídica,
La muerta tiempo ha,
y las manos.

martes, 2 de diciembre de 2008

Nuestras Distancias (Palinuro y Estefanía)

En cuanto a las distancias que nos separaban y nos unían, lo más que puedo decirte es que también fueron incontables.

Había veces en que los dos amanecíamos acostados el uno frente al otro y entonces entre mi nariz y la de mi prima había unos veinte centímetros de distancia que primero perdían el cero para transformarse en dos y después perdían el dos para transformarse en cero.

Otras veces, sin embargo, cuando discutíamos y nos dábamos la espalda, entre mi nariz y la suya había cuarenta mil kilómetros de distancia que podían medirse a partir de la punta de mi nariz, trazando una línea recta que siguiera la curvatura de la Tierra por arriba de las montañas, de los valles, de las fábricas de lápices y de las chimeneas de los buques, hasta encontrarse con la punta de la nariz de Estefanía.

En otras ocasiones, yo medía los siete centímetros de mi dedo cordial y le introducía a mi prima seis y medio.

Ella me besaba entonces treinta de mis cuarenta milímetros de labios.

Yo le lamía un centímetro redondo de pezón.

Se metía ella en la boca dos pulgadas cilíndricas de mi miembro.

Le contaba yo diez lenguas de su lengua a sus muslos.

Se tragaba ella dos centímetros cúbicos de mi esperma.

Le mordía yo una pulgada esférica de nalga.

Calculaba ella veinte besos de mi ombligo a mi rodilla derecha.

Le saboreaba yo tres dedos lineales de saliva.

Me prometía ella cuatro onzas de lágrimas cuando me muriera.

Le juraba yo un litro de sangre cuando tuviera un accidente.





Fragmento de "Palinuro de México"
Fernando del Paso.

Tomado de Urganda

_________

La habitación, el espejo, la luz que entra por la mañana, mi cabello revuelto, tu dolor de cabeza, tus manos tibias, el antiguo teléfono color beige, tu respiración, tu aliento, tu piel.

Tu bufanda.

Tus besos.

Tus lentes.

El agua helada.

La cercanía. Las palabras vanas. Amor. El vacío. La distancia. La frialdad. El silencio. El hartazgo.

¿Estás bien?

¿Qué piensas?

¿Aún te duele la cabeza?

¿Aún me amas?

(No sé por qué)

-Ni soy tan joven, ni soy recatada.

El fastidio, los árboles, la tierra, las ardillas, la ardilla-ratón negra, sugus de piña, hojas secas, el Giovas.

-Me encantas.

El fastidio, el cansancio, el sueño. Más de 24 horas. Frío. Pellizcos.

-No puedo dormir.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Historia triste de la señora que vendía encendedores-linterna

La señora, parada en el pasillo de alguna estación del metro de la Ciudad de México, repetía una y otra vez: "compre su encendedor-linterna, diez pesos cuesta".

La señora era una mujer de edad avanzada, como dicen. Llevaba un vestido azul y lucía cansada. Repetía la consabida frase maquinalmente. Se me figuró ver un objeto, no un humano: una cosa que pronuncia unas cuantas palabras hasta el hastío (hasta conseguir el dinero necesario para subsistir).

No sé qué es de la vida de ella; la imagino triste, tediosa, aburrida, indigente.

Uno no debería venir al mundo a convertirse en una cosa que repite palabras vacuas en medio del barullo indiferente de una ciudad. Algo debe estar mal, muy mal.

***

Octavio Paz: Piedra de Sol (Fragmento)

... y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos



"... el olvidado asombro de estar vivos"... Vivos. De verdad es asombroso. No deberíamos venir a cosificarnos. No.

martes, 25 de noviembre de 2008

Son las ganas de escribirte las que me han traído aquí
Las ganas de decirte que me das miedo
Las ganas de ti, que me han tomado por sorpresa
Las ganas de quererte y de olvidarte
Las ganas de verte lejos
Las ganas

sábado, 15 de noviembre de 2008

Amigos

Trato de leer otra vez "La náusea" de Sartre. No puedo. Me siento inquieta. Me siento culpable por algo que no puedo definir; acaso de entrar a internet en horas de trabajo.
Sé que perdí a un amigo. Sé que mañana no me importará: no lo necesito, pienso. Quizá será incómodo encontrarlo por ahí: lo saludaré hipócritamente, supongo.
Tengo buenos amigos, no obstante. Hasta los quiero. No los extraño, y los pierdo por bobadas.
Mejor no tener amigos para no perderlos: considero seriamente.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Y como les decía...

Quiso salir de la vida, como se sale de un sueño desagradable o pavoroso: abruptamente. No había esperanza; eso era. Los ojos tristes; eso que se revolvía dentro de sí: triste. Harta. Quiso callar. Quiso no volver a mirar. Quiso ser un instante: el último.

El rostro ausente, resignado, abúlico.

***

Lo miró: lejano, ajeno. No hizo más. No existía otra cosa que hacer: ni culparlo, ni sondearlo. Después de todo, él también era parte del sueño, de la vida. Se fue.

Lo olvidó...


...Sí, claro.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Quiso*

.



Quiso salir de la vida como se sale de un sueño desagradable o pavoroso: abruptamente...






*Dejé el escrito en un papelito dentro de una de las bolsas de mi chamarra negra, así que: continuará...

viernes, 7 de noviembre de 2008

Qué le podemos hacer...

Segunda comunicación de Jorge Ledesma:

Lo siento mucho, pero debo hacerle saber algo que sin duda le quitará una ilusión. Pero yo no hice la realidad. Tengo que avisarle, distinguido escritor, que el Danubio no es azul: es sucio, marrón, agua con barro, aceite y mierda. Como el Riachuelo, aunque con menos prestigio literario y musical, qué le podemos hacer...


Sabato: Abbadón el exterminador.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Yo quiero LSD

Hamilton Morris: Los judíos mágicos.* (Fragmento)

Unas horas después, uno de los judíos mágicos se chingó una línea de Ketamina mientras navegaba sobre el lago en un bote de remos. Regresó a la playa, se colapsó en la entrada, vomitándose todo y perdiéndose en un muy profundo agujero de Special K mientras los demás lo veíamos aterrorizados. Eventualmente todos se distrajeron, lo pusieron de costado, y regresó a la fogata a meterse más ketamina. Mientras el sol salía y los cantos alienígenas de lo que ahora identifico como pájaros armónica de vidrio me ponían en trance, vi a Hershel salir del bosque. Traía un libro con oraciones en las manos, sonriendo y fumando un cigarro. Los dos escuchamos a los pájaros por un minuto, mientras yo aceptaba la posibilidad más extraña de todas: la posibilidad de que todo tuviera sentido.
*Revista VICE.

¡Y el baño!

Sobre la lealtad familiar: mexicanos en Estados Unidos*

Toño, 35 años, desde New York:

"Estaba tan feliz, tan orgulloso de, finalmente, poder pagarle a mis padres y de que ahora mi madre vive en un lugar bonito. Deberían ver el baño: está muy bonito".

Doña Anerina, 72 años, madre de Toño, desde México:

"Han pasado como ocho años desde que vi a Vicente, Toño y mis otros hijos. Toño vive en un departamentito con un cuarto, y ahora yo vivo en una casa muy grande. Tengo un cuarto blanco, donde guardo mi cosecha: frijol y maíz. Me gusta mucho mi nueva cocina con mi nueva estufa. ¡y el baño!"

*Revista VICE: En ambos lados: Inmigrantes mexicanos y las familias que dejaron atrás.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Confusa

Inconclusa, siempre inconclusa...

... y confusa, por supuesto.

Mi casero me cree interesante: quiere charlar a la medianoche. Es abogado, dice, y le gusta el buen vino. Refresco pedí. No pude negarme: ¿debería asustarme?

sábado, 18 de octubre de 2008

Evanescente

Poco a poco me vuelvo a la nada:me he quedado atrapada bajo las ruedas del tren.
Me estoy volviendo a la nada y eso me entristece en la madrugada, cuando camino por el camellón de una larga y bien iluminada avenida: tan larga y solitaria...
La mar de veces he imaginado que sujetos malvados me secuestran y hacen conmigo lo peor: lo peor. Peor será para ellos, pienso, pues -como Sócrates decía- es mejor sufrir una injusticia que cometerla: así que con denuedo me enfrento a la lóbrega madrugada. Sin embargo, no sé qué ligerísima desazón se apodera de mí por pequeñísimos instantes y me lleva a poner en duda la grande sabiduría de Sócrates.

Sin embrago, me vuelvo a la nada.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Muy frívola

Bien. He de aclarar que yo no dije:

“Las botas, las mallas
y los morrales son
básicos para un
toque alternativo. Lo
importante es verte
distinto, fashion y
sentirte cómoda"

Sólo dije, ya que me "agarraron desprevenida", que uso ropa con la que me siento cómoda. Mis botas están rotas y jamás las decoré...
Me veo tan frívola ahí. Pero fue divertido ver mi imagen en un periódico que casi ninguno de mis conocidos "intelectuales" lee... Aunque eso no importa.
El buen B. afirmó que aunque yo no lo crea soy muy frívola todo el tiempo... y simple... -eso último yo sí lo sabía-, pero después me recomendó comprar varios ejemplares del susodicho periódico para regalarlo a mis conocidos. Por supuesto que me negué.
Quizá debí mencionar en el susodicho artículo que también es muy chic usar puntos suspensivos al escribir anécdotas personales... aunque seguro la reportera lo hubiera omitido como cualquier otra frase ajena a la moda que saliera de mi boca... sin embargo, sólo me reí bobamente y cuando me preguntaron qué estilo era mi blusa dije: no tengo idea.


Intento, si no lo parece, redimirme con este escrito. Tal vez no... Debí quizá mencionar maliciosamente o sabiamente que Calderón es un presidente espurio... No lo hice y no hubiera sido impreso, así que, una vez más, me retiro sintiéndome muy frívola.

Ah, sí: Zugeyl es mi nombre artístico... no hay que olvidarlo. A continuación la liga, para que quede claro que sí soy muy frívola -y repetitiva-:

Reportaje con una modelo espuria, digo, frívola



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sábado, 4 de octubre de 2008

Hasta hincharse los ojos.

Está enredado, intrincado, enmarañado en todo mi cuerpo y es harto oscuro y pesado. He de vomitarlo con palabras inconexas y harto alejadas de la realidad:

Niños. Casa que limpiar. Caricaturas. Llanto hasta el hartazgo: hasta que se hinchan los ojos. Sueño: todos dormimos. Sopa de papas. Beisbol. Tianguis. Barrer. Bicicleta. Tornillos. Higos. Insultos. Árbol de navidad. Mordidas. Mamá niña. Vasos rotos. Síndrome de Down. Catecismo. Primer beso repugnante. Escolta. Ropa rota. Lodo. Domingos. Sol. Aliento alcohólico. Sueño. Ollas. Limpiar. Olimpiadas del conocimiento. Arrepentimiento. Solos. desvelos. Arañazos. Barbies. Canciones de banda. Iglesia. Televisión. Borrachos. Diplomas. Más sol. Sopa de coliflor. Coro. Juego de té. Papá: se pierde. Insultos. Ropa sucia. Mucho té. Moretones. Caguamas. Basura. Su llanto. Bebé. Pellizcos. Pan azucarado. Café. Sueño. Futbol. 6, 7, 8 años respectivamente. Tierra húmeda. 10, 11, 12 años. Sola. Vómito. Piernas. Borrachos. Caricaturas. Yo.











Moscas. Hojas secas. Mucho sol. Alcohol. Ruido. Desamparo. Patadas. Ocio.











Desesperanza.














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martes, 30 de septiembre de 2008

Alicaída

El tiempo sigue pasando: pasa y se va y yo sólo lo miro detenidamente, distraídamente, silenciosamente, agobiadamente y hasta apesadumbradamente.
Alicaída me rebujaría en tu regazo y tocaría tus labios con los míos para así olvidarme de la fea calle anegada en sol y del tiempo que huye de mí, llevándose consigo hasta lo bonito que de mí quedaba: la esperanza y un poquito de helada inocencia.
Soñolienta y erubescente me encuentro: enemiga de las tardes soleadas y los asesinos seriales y no tan seriales; amante de los árboles y de los nubarrones, así como de los boreceguíes y el cereal con leche; seria, alegre, tristísima; degustadora de alientos cálidos y fríos: de pocos (ya que en su poquedad radica su extrañeza y efímero encanto)...
Seguro no soy eso, seguro escribo para llenarme de palabras y no de soledades...
Alicaída sí, hoy sí.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Las cosas que se acaban. Las cosas que se extrañan. Las cosas que no existen. Las cosas que uno no sabe si existieron. Las cosas que se van.

Deslizo la carta de Anny en la valija; me ha dado lo que podía; no consigo remontarme a la mujer que la ha tenido en sus manos, que la ha doblado e introducido en el sobre. ¿Es siquiera posible pensar en alguien metido en el pasado? Mientras nos amamos, no permitimos que el mas ínfimo de nuestros instantes, el más leve de nuestros pesares se desprendiera de nosotros y quedara rezagado. Nos lo llevábamos todo, y todo permanecía vivo: los sonidos, los olores, los matices del día, los mismos pensamientos que no nos habíamos dicho, no cesábamos de gozarlos y padecerlos en el presente. Ni un recuerdo; un amor implacable y tórrido, sin sombras, sin perspectivas, sin refugio. Tres años presentes a la vez. Por eso nos separamos; no teníamos las fuerzas para soportar la carga. Y cuando Anny me dejó, los tres años se derrumbaron en el pasado, de un solo golpe, de una sola pieza. Ni siquiera sufrí; me sentía vacío. Después, el tiempo reanudó su curso y el vacío se agrandó. Y en Saigón, cuando decidí regresar a Francia, todo lo que aún restaba -rostros extraños, lugares, muelles a la orilla de largos rios-, todo se aniquiló. Y ahora mi pasado es un enorme agujero.


Jean Paul Sartre - La Nausea

Polvo

"¡Jo! ¡Cómo me deprimió aquel tío! No es que fuera mala persona, de verdad. Pero es que no hace falta ser mala persona para dejarlo a uno hecho polvo‟.

Salinger: ‟El guardián entre el centeno‟

Porque sí

Nadie dice tantas obviedades como yo:

N.: S., ¿por qué ya no vives aquí?

S.: Porque me mudé.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Escribir. Morir. Comer. Tener ganas de escuchar historias tristes y de no desperdiciar la propia vida.

Hace no mucho tiempo vi un programa que trataba de la felicidad. Se decía que la tristeza proviene de la ociosidad, de tener tiempo para pensar en la miseria: propia o ajena. Soy triste, luego, soy ociosa, pensé. Decidí ocuparme, no mucho: sólo lo necesario para lograr mi manutención. Ya no me siento triste, es cierto, pero me siento cansada y un tanto preocupada. No se sigue de esto que me sienta feliz al fin. No. La felicidad debe venir de otro lado, que no de la ausencia de ociosidad. Acaso de las cafiaspirinas, que surten el curioso efecto de ponerme contenta. No lo sé. Pero me gusta la tristeza y la extraño. Ayer la sentí, ligera, delgada, tenue, dolorosa, gris. La disfruté.

No lo parece pero este escrito se hizo a propósito para (mal) contar un fragmento pequeñito de la historia de Michael K.

Bueno. Me da por escribir cuando leo otros blogs: así que he de escribir. Quiero primero mencionar que olvidé señalar en mi post anterior de qué murió el simpático Augusto Pérez que, como es sabido, murió porque así lo quiso don Miguel, aunque uno duda de si en verdad murió porque -como el mismo Augusto dice-: no puede morir lo que no existe... pero don Miguel afirma que murió porque creyéndose moribundo, al más puro estilo de los condenados a muerte, comió tanto que sufrió un paro cardiaco o algo así. Murió y luego don Miguel quiso resucitarlo, pero eso sí ya no era posible. Le pasó lo que a Michael K (el de J. M. Coetzee)cuando, hambriento, optó por matar una oveja con sus propias manos: la atrapó y no la soltó hasta haberla ahogado en una ciénaga -si no mal recuerdo-, para luego, al verla inmóvil y doliente, hecha una piltrafa, quiso darle una palmadita y volverla a la vida, pero ya no pudo, asi que no le quedó más remedio que comerla... con tristeza.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Augusto Pérez

Bien. He vuelto a leer Niebla de Unamuno. Bonito libro. Me declaro admiradora del no existente Augusto Pérez, de su ligereza, inocencia, ingenuidad, profundidad... en fin, de su ser de soñador que es soñado. Murió Augusto Pérez aún antes de haber muerto. Murió dudando que existía. Pero no guardó silencio y le hizo saber a su creador lo que pensaba de él cuando éste, Unamuno, algo irritado por la altanería de Augusto, le hace saber que lo matará, puesto que puede hacerlo:

"–¡Quiero ser yo, ser yo!, ¡quiero vivir! ––y le lloraba la voz."
"–¿Conque no, eh? ––me dijo––, ¿conque no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme: ¿conque no lo quiere?, ¿conque he de morir ente de ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel, ¡también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada de que salió...! ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, se morirá, aunque no lo quiera; se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo; lo mismo que yo! Se morirán todos, todos, todos. Os lo digo yo, Augusto Pérez, ente ficticio como vosotros, nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted más que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo que yo, que Augusto Pérez, que su víctima..."

Augusto, como se dice coloquialmente, nos llevó a todos entre las patas. Todos hemos de morir, si no es que muertos ya estamos. Muertos. Muertos. Sin embargo, no deja de causarme gran simpatía ese Augusto Pérez -ente de ficción- y menos cuando se despide de Unamuno mediante un telegrama en el que escribe:

«Salamanca.

Unamuno.

Se salió usted con la suya. He muerto.

Augusto Pérez.»


Es sin duda un bello reproche, algo triste, no obstante.

Simplicidad

Parece que el hecho de hablar, de contar, de contarse, sirve para llenar de sustancia la propia vida -la propia existencia-, evitando así caer en la simplicidad. Sin embargo, yo no dejo de notar en mí enormes lagunas de ser. Con frecuencia me descubro preguntándome de qué tanto hablan aquellos que siempre tienen algo que contar y sufro cuando me siento obligada a entretener a alguien con una charla amena... casi como cuando creo que debo saludar a alguien. Debo pues suponer que mi vida carece de alguna sustancia, que está llena más que de "contenidos", de vacíos. En fin, no hay más. Veré qué puedo hacer con mi simplicidad.

martes, 26 de agosto de 2008

Asesinos seriales

Reseña inconclusa e inconexa de un documental:


Ayer vi un documental sobre asesinos seriales: personas que, ya sea porque tienen algún daño cerebral o porque fueron maltratados o humillados severamente durante su infancia, han desarrollado un gusto malsano por torturar, violar y asesinar a gente inocente... El psiquiatra encargado de tratar clínicamente tanto a asesinos seriales consumados como a asesinos seriales en potencia, sostenía que la necesidad del asesino de cometer un crimen se asemeja al deseo de saciar el hambre, y que una vez realizado el acto de salvajismo, el criminal se siente relajado y de buen humor: no hay culpa, no hay pena.
Algunos de los asesinos seriales se muestran a sí mismos convencidos de que sus actos están plenamente justificados, creo, no obstante, que no son conscientes de la brutalidad con la que se atrevieron a destruír la existencia de otro ser humano: tan insignificante o, en el mejor de los casos, tan importante y llena de sentido como la del asesino mismo.
No me queda más que sentir repudio por cualquier acto que atente voluntariamente contra la integridad y el bienestar de cualquier ser humano. Pese a lo absurdo del mundo, nadie debería ser ultrajado. Nadie.

lunes, 18 de agosto de 2008

Pormenores

Por fin pude dormir. Estaba preocupada.
Soñé que mi familia era perseguida por los militares de un gobierno fascista.
En mi nuevo hogar, las otras inquilinas empiezan a hacer ruido a las 5:00 am.
Me hundo a la mitad de la cama. Ahora sí uso almohada.
Me cambié de casa para comer cereal cuando yo quiera.
Colgué un cuadro con la imagen de una tarde de otoño: muy naranja.
Compré una escoba, café, galletas y una taza.
Ayer, muy temprano, escuché el llanto de alguien.
Ya casi no tengo miedo.
Me agrada mi -posible- trabajo.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Una casita de cartón

Ya pagué el alquiler de mi futuro hogar: un cuarto pequeñito que se me figura una casita de cartón. Temo, acaso porque mi casero es un tipo gordito y rubio que tiene a bien portar dos mechones rojos de pelo que se asemejan a un par de cuernos. No puedo dejar de mencionar el calor sofocante y el interior laberíntico y malsanamente blanco aunque oscuro, y el grande espejo de marco dorado que le deforma a uno el cuerpo. Temo y, sin embargo, no lo pensé dos veces para cerrar el trato y firmar el largo reglamento que, entre otras cosas, me prohibe llevar hombres a casa. No me quejo. Pude mirar a hurtadillas la habitación de una de mis compañeras: un verdadero desastre... seguro tendré cosas que escribir respecto a lo que me espera, pero temo.

domingo, 10 de agosto de 2008

Hoy pudo hacer una broma

-¡Oh! Eso es imposible, porque desde niña habitó en mí siempre una firme voluntad de estar triste y nada ni nadie podrá apartarme de mi voluntaria melancolía.

Vila-Matas. Una casa para siempre.



Hoy pudo hacer una broma, todos rieron. Se sintió un poco orgullosa de sí misma: por fin la gente se sentía alegre cerca de ella. Recordó la ocasión en que estando no tan ligeramente ebria contó el único chiste que inexplicablemente sabe -¿qué es blanco, negro, blanco, negro, blanco, negro, rojo?... un pingüino cayendo de las escaleras- y hubo un sujeto, que seguro estaba tan perdido como ella, que instantáneamente empezó a reír. Ambos rieron. Y luego se recordó a sí misma cuando, niña, reía por cualquier tontería hasta que la panza le dolía... un mal día se dijo que eso la hacía ver mal y, entonces, dejó de reír. Se volvió triste, aunque cree que eso fue culpa de Baudelaire, ya que éste en alguna parte escribió que lo bello debía ser triste o melancólico o enfermo o algo así. Y como ella es muy influenciable quiso ser bella para Baudelaire. Tan influenciable como cuando empezó a leer al Marqués de Sade y quiso ser libertina, pero eso no duró mucho porque leyó la Divina Comedia y eso de los castigos infernales le resultó muy digno de ser temido, así que prefirió el recato y las buenas costumbres, por si acaso. Lo que sí es un hecho es que se tomó muy en serio eso de ser triste: todas las mañanas se pregunta -muy apegada a su papel de mujer melancólica- para qué la vida, y se imagina consumiendo cien aspirinas, aunque ese método le produce, no sabe bien por qué, cierta desazón.

(sábado 26 de abril de 2008)

Fragmento o pedacito de alguien

Lo excita verme llorar. Me hace el amor para curarme, dice. Tiene bonitos ojos y su cabello siempre huele bien. Sus labios son tan suaves como la carne de una uva fresca. Me gusta cuando es sólo para mí y él es él y yo soy yo.

(jueves 18 de octubre de 2007)

De caminar y morir


Camino todo el día. Voy de aquí para allá. Sólo doy vueltas. Ya estaría muerta, si no fuera porque no me gusta la idea de que alguien se dé tremendo susto al encontrarme inerte. Pobre. Y tampoco soporto pensar en mi cuerpo pudriéndose. Qué culpa tiene él de que yo, a veces, no lo quiera.

(jueves 18 de octubre de 2007)

Quiero ser ballena

Debido a que el hombre posee pulmones y sangre caliente, las temperaturas bajas -o altas- pueden facilmente matarlo. No pasa así con el cachalote -dice Melville en Moby Dick- que, aunque se asemeja al hombre en esos aspectos fisiológicos, puede sentirse a sus anchas en todas latitudes, en todas las aguas, las temperaturas y las mareas, debido a la espesa manta de grasa que lo envuelve. La ballena es un ser que se muestra incólume ante la adversidad climática que bien puede asolar al frágil ser humano -en su estado natural, claro-, de ahí que Melville diga:

Me parece que en esto vemos la rara virtud de una poderosa vitalidad individual, y de los muros espesos, y de la enorme corpulencia interior del cachalote. ¡Ah, hombre! ¡admira y refléjate en la ballena! ¡consérvate tibio en medio del hielo! ¡Permanece frío en el Ecuador, y haz que tu sangre siga corriendo en el Polo! Como la gran Cúpula de San Pedro y como la gran ballena, conserva, hombre, tu propia temperatura en todas las estaciones.
Pero, ¡qué fácil e inútil es enseñar estas cosas tan hermosas! Entre los edificios, ¡Qué pocos tienen la Cúpula de San Pedro! Entre las criaturas, ¡qué pocas tienen la grandiosidad de la ballena!

Uno puede ir por ahí haciendo como que nada de lo que ocurre a su alrededor le afecta, pero de ahí a que en serio nada le afecte, hay un trecho... dicen que hay hombres superiores, sabios, que pueden contemplar el mundo sin turbarse; yo, definitivamente, no soy de esos, y lo lamento: sólo soy una cosa pequeña (no me estoy autocompadeciendo, eh). Y no, señores, no me compadezcan, no es su lástima lo que quiero; lo que quiero es plasmar lo que pasa por mi cabeza... es absurdo, sí, pero díganme, ¿qué no es absurdo?


De cualquier forma, yo quiero ser ballena.

(martes 4 de septiembre de 2007)

Impaciente por arrojarme

No, aún no lo hago, pero ya sé qué voy a sentir cuando lo haga (imagine el lector que ya lo he hecho):


Me arrojé al vacío, perdón, a la vida independiente. El otro día vi una película llamada El Odio (La Haine de Mathieu Kassovitz); ahí se cuenta la historia de un hombre que se arroja de un edificio muy alto; mientras va cayendo se repite para tranquilizarse: "hasta ahora todo está bien..." así, hasta que se estrella con el pavimento. Lo mismo me repito yo: "hasta ahora todo está bien...".



Después de todo, creo que ya voy en picada.

(sábado 18 de agosto de 2007)

No te vayas

Quiso que habláramos. Accedí. En ese tiempo yo solía cargar un fólder lleno de hojas de papel (en su mayoría innecesarias para mis labores escolares). Mis nervios se hicieron presentes y las hojas cayeron al suelo. Él, demostrando gran habilidad, las recogió y ordenó rápidamente (lo miré con profunda admiración); entramos a un salón de clases, nos sentamos frente a frente.

Ahí estaba yo, una vez más, contemplándolo anonadada.

Me pidió que imaginara que sólo existíamos él y yo, que fuera de aquel salón no había más que vacío. Yo, obediente, lo imaginé... nada me hubiera gustado más en el mundo: "seguramente moriremos de hambre pero antes haremos el amor", pensé. Nada de eso pasó... llegó el momento en que debía irme y fue entonces cuando, con voz baja, dijo: "no te vayas". Yo lo escuché pero no pude creerlo... me fui.


No volví a verlo.

(domingo 12 de agosto de 2007)

De la tristeza

La tristeza es una sustancia gris y sutil que se hospeda dentro de mí (bueno, así la imagino). Creo que le agrado porque, con frecuencia, se queda a dormir conmigo. A veces me visita por la mañana con la sola intención de despertarme e, incluso, la he sorprendido intentando entrar por mi ventana -tanta confianza me tiene que es un poco desvergonzada-. Yo la dejo estar en mí y, mientras tanto, la respiro, palpo y pruebo, pero hago lo posible para no escucharla porque luego me hace llorar. De vez en cuando me hace enojar y, entonces, me la trago de un sólo bocado; no obstante, es necia y se aferra a mi pecho y ahí se queda, cual bola espinosa, lastimándome. Sin embargo, nos llevamos bien. Cuando la dejo estar en mis ojos, todo lo que me rodea se pinta -o se despinta- de gris y, cuando la descubro en los ojos de otro, la saludo y hasta le sonrío.

(domingo 29 de julio de 2007)

De alejarse

Presta acostumbro alejarme de todo lo que algún daño pueda causarme: un pastelito de chocolate relleno de deliciosa crema con sabor a vainilla, un bonito zapato que por su perfecta conformación no se acopla a mi ‟ligeramente‟ chueco pie, cualquier persona que me deprima ( ‟¡Jo! ¡Cómo me deprimió aquel tío! No es que fuera mala persona, de verdad. Pero es que no hace falta ser mala persona para dejarlo a uno hecho polvo‟, más o menos dice Salinger en ‟El guardián entre el centeno‟). Llámenme cobarde, si quieren, pero si no me cuido yo, ¿quién? A veces, cuando algo atractivo amenaza con destruirme, procuro ahogar mi deseo repitiéndome: ‟es por tu bien‟. Así, debido a que por puro morbo he dedicado algunos minutos de mis largos días a leer el periódico ‟El metro‟ y a que he notado en mí cierta disposición a comentar y lamentar lo desafortunado de la existencia humana: expuesta constantemente al peligro de una muerte violenta o a la delincuencia, he decidido no volver a posar mi mirada curiosa en tal periódico: por mi bien.

(viernes 20 de julio de 2007)

Matanza

Decidí lavar el baño. No con sorpresa descubrí una legión de hormigas bajo el cesto de la basura. Definitivamente iban a morir; la cuestión radicaba en cómo: si bajo mis chancletas o ahogadas. Mientras decidía, unas cuantas se ahogaban. Pensé, debe ser peor morir ahogado, así que las pisoteé. El baño quedó reluciente. No quedó rastro de la matanza. Luego, un cosquilleo en mi hombro evidenció la presencia de una sobreviviente. No quiero hormigas en mi cuarto -volví a pensar- y, tomándola entre mis dedos gordo e índice, la aplasté. No sentí remordimientos. No suelo ser tan mala, pensé una vez más.

(viernes 25 de mayo de 2007)

No hay que amar

No, señores, no hay que amar. Si de algo me gusta hablar es de amores y, sobre todo, de desamores. Cuando un buen amigo, con ojos llorosos y rostro demacrado, me cuenta de un nuevo desventurado amor, yo, emocionada, lo consuelo diciéndole que eso que siente es una de esas cosas por las que vale la pena vivir, pues, esa emoción -por dolorosa que sea-, debido a su intensidad, es digna de experimentarse y mejor que "el torturante sentir que no se siente"*... soy ingenua -y cruel-. No es que jamás haya sido "amablemente" pisoteada por un supuesto amor, es que tengo mala memoria. Pero no se preocupen, queridos amigos, el destino les hace justicia, pues, una vez más soy presa de los tormentos de un amor desgraciado.



*Jaspers

(martes 22 de mayo de 2007)

Digamos

¿Ha usted despertado, por la mañana, sintiéndose tan triste e indiferente que si algo o alguien, digamos, un amable carnicero, lo cortara lentamente en rebanadas delgadas, desde la punta del dedo gordo del pie hasta la cima de la cabeza, no le importaría?
¿Ha usted deseado intensamente -durante una bella tarde nublada- que un hombre gigante le encaje un tenedor muy grande, digamos, en la panza y que, posteriormente, deguste su suave y jugosa carne?
¿No?, pues qué optimista.

(miércoles 25 de abril de 2007)

Búrlense de mí

Han pasado varios años desde que empecé a llamarle por teléfono. No me interesa hablar con él, ni saber cómo está. Lo que quiero es que escuche sonar el teléfono, que interrumpa cualquier actividad que esté realizando y que, al levantar el auricular, diga "bueno"... nada más; por eso sólo le llamo para colgarle una vez que he escuchado su voz. Él sabe que soy yo y, para mi sorpresa, no le molesta, incluso le divierte.
Como pueden ver, gusto de irrumpir en su vida -en esa vida que me es ajena- de la forma más patética que encontré...queridos lectores, búrlense de mí.
(domingo 22 de abril de 2007)

Celos enfermizos

Las 9:30 pm, no te veré y esperar el día siguiente me parece insoportable, sobre todo porque no tengo sueño. Dormir es la única salida a la eternidad que me espera. Te necesito. Siento como si estuviera jalando una cuerda con el fin de hacer caer una gran muro de piedra sobre mí. Si te dejo, la soledad me resultará un infierno: las horas atravesarán -cual navajas muy filosas- mis entrañas. Si me quedo contigo, temo que enloqueceré, pues mi cabeza gusta de fantasear: cuando logro, después de unir fragmentos de ti, darle sentido a una historia en la que sigilosamente entablas una relación amorosa con otra -seguramente una golfa, tipeja, perdida...-, siento que mi estómago se revuelve, mi visión se nubla y empiezo a sudar frío... quiero destruírte y a ella -esa- también. No quiero lastimarte, tengo miedo.
(jueves 12 de abril de 2007)

Náuseas grises

Él tenía unos ojos hermosos, grandes y claros... sé que, aunque lo describa minuciosamente, si usted no lo ha visto, no podrá imaginarlo tal cual es - o era. Quizá se lo ha topado por la calle, es su amigo o su pariente, pero le garantizo que para usted no significa lo que para mí. Usted no ha sentido náuseas -como yo- al saberlo cerca. En una ocasión me encontraba en el patio de mi casa, rodeada de paredes color vino y pequeños árboles verdes, bajo un cielo azul salpicado de nubes; él y yo hablábamos por teléfono, me dijo que amaba a [...] y yo, por primera vez, le creí. Juro que todo se volvió gris: el cielo, las paredes, los árboles y yo.

(martes 10 de abril de 2007)

Otra vez

Supongo que no quiero vaciar mi vida. Bastante vacía está ya.