sábado, 21 de febrero de 2009

Celos y locura

Ash. Y yo que tenía muchas ganas de charlar con usted. Hoy me siento como el otro día: trastornada, triste-alegre. No estoy ebria pero como si lo estuviera y ni una cafiaspirina me he tomado... Así que te has perdido mis interesentísimas reflexiones sobre los distintos modos de ser inteligente, "Carta al padre" de Kafka y nuestra vida sexual-amorosa, asunto nada trascendente y hasta concocídisimo por los dos, pero curiosísimo (además que habrías leído muchos superlativos regulares o palabras terminadas en "ísimos", "ísima", "ísimo"... como extrañísimo y bonísimo. En fin. Tengo celos. También habría hecho especial hincapié en que por fin he dejado de tenerle miedo a los asesinos seriales y, pese al riesgo de que me regañaras, te hubiera contado que en la pasada madrugada casi me atropellan sobre la Av. Insurgentes y que no tuve miedo, que miré arrogante y de frente al automóvil -que era rojo, detalle insignificante pero fiel a la realidad- y esperé a que el conductor descubriera mi figurita desvelada, distraída e inmóvil a la mitad del camino. También te hubiera confesado que, contrario a lo acostumbrado, en ese instante que pudo haber sido el último de mi existencia, yo no estaba pensando en ti y no porque mi amor por ti se haya agotado, sino debido a que el cansancio -conclusión a la que he llegado después de largas y nocturnas investigaciones sobre mi estado de ánimo y de conciencia después de un largo día de trabajo- me impide soñar, soñar con usted, que es lo que en estos tiempos más me deleita. En fin, aún tengo celos, los tendré toda la noche o hasta que me vuelva a olvidar momentáneamente de usted.
Que esté(s) bien.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Instrucciones para llorar

Instrucciones para llorar. Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.


Julio Cortázar

Soñolienta

Me pregunto insistentemente cuándo recapacitaré. Envuelta entre cobijas, escucho a lo lejos a mi casero y a su tía, hablan del matrimonio, sobre todo la tía; dice que la tal Cinthya no quiere casarse porque es muy floja, puesto que atender a los hijos y limpiar una casa es una verdadera friega. Yo quiero que se vayan. Espero. Sigo preguntándome cuándo saldré de este letargo. Me levanto, tomo una manzana, la pico en cuadritos, le agrego crema y un poco de mascabado de canela, ordeno mi habitación, elijo la ropa que usaré... parece que lloverá: sumo un paraguas a mi bolsa, me baño, me visto, desenredo mi cabello. Me siento un instante en el borde de mi cama, percibo el olor a canela de mi habitación, escucho la radio, me sé fastidiada, me vuelvo a preguntar cuándo dejaré la soñolencia. Me miro en el espejo: yo otra vez, yo igual. Salgo, caen algunas gotas de lluvia, pocas; no hay necesidad de usar el paraguas, me decepciono: deseaba escuchar la lluvia, deseaba usar mi paraguas. Camino hasta mi trabajo, hasta aquí, y me sé ausente de mí, distante, me sé no yo.

martes, 17 de febrero de 2009

Él

"Frío, arrogante, galante con las damas; implacable con los maleantes, amigo, gran amigo..."

martes, 10 de febrero de 2009

Puedes pincharme

Puedes pincharme. Es realmente fácil burlarse de mí.

Un orgasmo disfrazado de lluvia de colores.
El dulce de sus labios.
El "te amo" cotidiano.
Su soledad de arena.
Sus ojos de miel.
Y el olor de su cuerpo...


La espera lo agotó; me agotó.


Puedes pincharme, no dolerá.

martes, 3 de febrero de 2009

De la fragilidad

ODA A LO PEQUEÑO-ABSURDO MIO

Hoy no estoy para nadie, dijera una voz interna disfrazada de canción. Hoy no estoy para nadie.

No me he convencido aún para creer estar por fin para alguien. A veces lo pienso tan agotador, tan sinsentido (palabra cariñosamente acuñada luego de dejar de lado el absurdo que dentro de la monotonía construí). Sin sentido sinceramente no estoy para nadie. Solo hoy, solo a esta hora. Sé que en un rato ya estaré o me harán estar, rodeado de un sinsentido de veinticinco palabras, dos coronitas y una mujer bailando. Unos reclamos, una voz interna que me dice ya vamonos interrumpida por un suspiro atorado en la regoleta magullada de mi epistolar izquierdo. Y sin embargo seguiré y me quedaré, un rato nada mas, en lo que se me pasa el coraje. ¡Demonios! ¡Como quiero verte! No necesito verte, todavia no. Pero mañana, seguramente.
J. Barragán


Tomado de La palabra canta...