sábado, 29 de agosto de 2009

Hoy

No se trata de decidir. Uno se suicida cuando no hay otra opción, cuando el hecho de estar aquí resulta insoportable. Estoy bien y pienso en el suicidio. Hoy estoy aquí y escribo. Hoy. Estoy y al mencionarlo tengo una sensación de extrañamiento, como cuando atravieso el parque de la esquina e imagino que, cual pez, nado, aunque de pie, e imagino a los peces nadando de pie en el aire, como yo; o cuando me percibo mirando el suelo, respirando y sintiendo el calor del sol, como si mirara/sintiera a través de un televisor, es decir, como si yo no lo sintiera, como si me diera cuenta de que "alguien" siente, para luego decirme "esto es lo real: la dureza del pavimento, la luz del sol, mi respiración". Nunca he intentado matarme. Ocurre que no he llegado al punto en el que no tengo otra opción.

martes, 11 de agosto de 2009

Diario

No he escrito un diario porque mi letra es muy fea. Escribiría cosas del tipo: Él dejó entrar la luz del sol y me despertó, bueno, eso le dije. Ya me había despertado un poco antes cuando lo oí lavar sus dientes. Me salto un pedazo del día. Estuvimos sentados en la banqueta, callados, discutíamos entre largos silencios. Yo miraba un pequeño gusano blanco que se retorcía en el pavimento y forcejeaba con el viento para alcanzar un trozo de basura podrida, que me causó gracia. Nos reconciliamos, pues ya teníamos mucha hambre. Él no supo nada del gusano, ni sé si lo miró... Fui a trabajar. Me dieron ganas de escribir porque estoy leyendo a Vila-Matas y cuenta un poco de verdad de sí mismo mediante los diarios de otros, como el de su mamá, Rosario Girondo: "Cada primer viernes de mes, ella imaginaba un suicidio y lo convertía en poema, como este del viernes 11 de octubre de 1953: 'Sería hoy perfecta /la loca carrera hacia la terraza, / un terrible salto al vacío, / quebrar las maderas de esta casa carbonera, / de la calle Provenza, / el salto al vacío, / lanzándome desde la sexta planta, / como el ama de casa que tira con indiferencia / un balde lleno de agua sucia, / sucia.'*


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*Enrique Vila-Matas: El mal de Montano.

viernes, 7 de agosto de 2009

Delirio

Estoy un poco harta de mi incompletud, de mi vida suspendida, de mi falta de carácter y de voluntad. Estoy llena de ira. Mi habitación es un ejemplo: las paredes blancas, la alfombra, la pequeña lámpara del buró, el edredón amarillo... todo sensatamente ordenado pero empolvado. Así me veo. Mi presencia no levanta sospecha, ni llama la atención. Mi ropa no es extravagante, ni mi porte es extraordinario. Mi cabello, siempre revuelto, es lo único que podría evidenciar mi desajuste mental, mi delirio, mi locura, pero no, pues coincide con alguna moda. Soy silenciosa y amable. Soy. No siempre, no últimamente: no he sido muy amable. A la primera provocación el tono de mi voz, pese a emitir un simple "gracias" o un "por favor", se torna severo, agresivo. Mi mirada no oculta el desprecio que siento por algún personaje que se me antoja hipócrita, mentiroso, mezquino. Acaso. He decidido
decir la verdad siempre y algo muy feo brotó de mí: mi desprecio por muchos, que bien ha de ser por mí...