domingo, 24 de octubre de 2010

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Ingenuamente lo necesito, y le reprocho severamente su partida.

Una vez cerrada la puerta tras de sí, conmigo expectante y sola, procuro nutrir mi día.

Comida, sueño, lectura, música y labores domésticas se suceden interminables e intermitentes.

Platico con el perico, el sustituto del lejano y cruelmente muerto "Panchito".

Dejo que el tiempo pase, sin padecerlo, hasta complacida. Que pase, que se agote, tan lindo él.


 Envejecí otra vez, como ayer.

Indefectible

Me encontré con antiguos escritos ya olvidados. En ellos me quejaba de no saber para qué levantarme de mi cama cada mañana y de mi indefectible decisión final, pasadas las diez de la mañana, de hacer lo mismo que el día anterior.

Mi vida no ha cambiado tanto, aunque ya no me quejo. Supongo que una reconfortante resignación se abalanzó sobre mí.

Me queda el vacío y el "porque sí".

Después de todo, existir no es tan malo, lo malo es ser inconmovible e incontenible, pero tal vez no.

domingo, 26 de septiembre de 2010

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                                                                            Nada


















. (Sólo unas palabras y unos puntos con un fondo lechoso y podrido)

jueves, 1 de julio de 2010

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Al límite del temblor
De conspiración divina
El rumbo de tus sueños
Coincide
Con mis pesadillas.



Enrique Bunbury: El rumbo de tus sueños.

sábado, 26 de junio de 2010

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El amor en los tiempos de la promiscuidad


Si son ciertos los reportes de varios periódicos y revistas y hay estudios donde se señala que el adulterio va en aumento de manera abrupta, me pregunto si aún tiene sentido pedir y creer en la fidelidad de la pareja ¿no sería mejor suponer que la infidelidad es un hecho y construir de ahí otro tipo de relaciones? Creer en lo que es falso implica vivir en el engaño y, cuando la evidencia es mucha, ser un obcecado.

De: Luis Muñoz Oliveira


(Me reconforta, oh sí)

lunes, 21 de junio de 2010

No árbol

Para decirme así que ya no existo,
Que viste tras la máscara y me hallaste vacío.

Gilberto Owen


La ciudad nos traga, y nos traga el trabajo monótono... tan fácil es perderse, abandonarse, dejar la ilusión, ser un transeúnte más de mirada perdida y pensamientos dispersos. ¿Hay que desbordar talento y creatividad para ser algo? ¿Basta ser buena persona? Dice Tagore, aunque seguro de otra manera, que cada humano es tan valioso para el universo como cada estrella o árbol... ¿Basta entonces la presencia?

Inconforme, insegura, incómoda, intransigente, infame, interrogativa, insensata... no me siento cual estrella, aunque tanto me gusten: Me siento como una no estrella, como un no árbol.


Parecióme que moría y no pude menos que cerrar los ojos
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Fragmento

Olga Viacheslávovna regresó a las ocho de la tarde, encorvada por el cansancio y con la cara terrosa. Se encerró en su cuarto y se sentó en la cama con las manos sobre las rodillas... Estaba sola, sola en una vida salvaje y hostil, sola como en el momento de la muerte; nadie la necesitaba...








Alexéi N. Tolstoi: La víbora (fragmento)

martes, 15 de junio de 2010

Seguir

A punto he estado de romperme. Contemplé el suelo desde el cuarto piso, pero no me pareció la altura apropiada. Mejor fui a dormir. La cabeza me dolía insoportablemente. Al despertar, por la mañana, de un salto fui hasta el librero y pretendí alcanzar mi celular, pues quise dejarlo lo más lejos posible de mí. Una sensación no muy desconocida se apoderó de todo mi cuerpo: náuseas, debilidad, escalofrío, una ligera convulsión: iba a desmayarme. Mientras ocurría, contrario a lo habitual, lo disfruté, quería que todo terminara ahí. Algo similar me ocurrió cuando acudí a mi casa vacía a recoger las pocas cosas que olvidé: de pronto no pude seguir organizándolas, me detuve, fui a otra habitación, una completamente vacía y lloré. No lloraba por amor a lo trágico, lloraba, lo necesitaba, pues comprendía lo que seguía: Esto, yo ahora, aquí, con todo un día por delante, una multitud de horas puestas ahí para que yo las atraviese -sin siquiera quererlo-, el silencio diurno y nocturno, el cereal con leche de la mañana, las comidas corridas, y sobre todo: la horrible espera y la constante voz que me dice que debo tranquilizarme y seguir aunque no sepa para qué.

09/06/10

Se acabó. Aún no acierto a asimilarlo. Él lee a lo lejos y yo escribo para esperar que pase el tiempo. Siento una mezcla de tristeza y alivio. El futuro me parece incierto y un tanto doloroso y seco. No hay más. Creo que los días que siguen no serán más que huecos impregnados de ausencia y tedio. No hay más: ni amor, ni besos, ni nada.

lunes, 24 de mayo de 2010

El pato

Parí un pato. Nada podía contener mi consternación: yo mamá... y de un pato. El pato escupía queso amarillo de gran calidad y sabor. Mételo al refri, me dijeron, para que el queso no se haga grumoso (¿?). Mala madre, lo metí. Recordé al pato que seguía a su mamá humana en un jardín y quise que el pato me siguiera a mí y categóricamente dije: ¡pato sí, pero mi hijo! Del refri lo saqué, todo helado el pobre, y en mi regazo lo mecí.

domingo, 18 de abril de 2010

Tan mala

Hoy te fuiste. Sé que ibas triste. Yo me quedé de pie tratando de disimular mi consternación. No logré llorar hasta ahora. Ya no tengo cara para continuar lo que muy diligentemente he ido destruyendo, muy a mi pesar. Me sentiré regocijada si una vez más me perdonas. Pero he hecho tanto: he sido tan mala, tan desconfiada... tan mala, tan desconfiada.


Te amo, no miento.

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Yo pronuncio tu nombre,
En esta noche oscura,
Y tu nombre me suena
Más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
Y más doliente que la mansa lluvia.










Federico García Lorca
"Si mis manos pudieran deshojar la luna" (Fragmento)