domingo, 30 de noviembre de 2008

Historia triste de la señora que vendía encendedores-linterna

La señora, parada en el pasillo de alguna estación del metro de la Ciudad de México, repetía una y otra vez: "compre su encendedor-linterna, diez pesos cuesta".

La señora era una mujer de edad avanzada, como dicen. Llevaba un vestido azul y lucía cansada. Repetía la consabida frase maquinalmente. Se me figuró ver un objeto, no un humano: una cosa que pronuncia unas cuantas palabras hasta el hastío (hasta conseguir el dinero necesario para subsistir).

No sé qué es de la vida de ella; la imagino triste, tediosa, aburrida, indigente.

Uno no debería venir al mundo a convertirse en una cosa que repite palabras vacuas en medio del barullo indiferente de una ciudad. Algo debe estar mal, muy mal.

***

Octavio Paz: Piedra de Sol (Fragmento)

... y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos



"... el olvidado asombro de estar vivos"... Vivos. De verdad es asombroso. No deberíamos venir a cosificarnos. No.

martes, 25 de noviembre de 2008

Son las ganas de escribirte las que me han traído aquí
Las ganas de decirte que me das miedo
Las ganas de ti, que me han tomado por sorpresa
Las ganas de quererte y de olvidarte
Las ganas de verte lejos
Las ganas

sábado, 15 de noviembre de 2008

Amigos

Trato de leer otra vez "La náusea" de Sartre. No puedo. Me siento inquieta. Me siento culpable por algo que no puedo definir; acaso de entrar a internet en horas de trabajo.
Sé que perdí a un amigo. Sé que mañana no me importará: no lo necesito, pienso. Quizá será incómodo encontrarlo por ahí: lo saludaré hipócritamente, supongo.
Tengo buenos amigos, no obstante. Hasta los quiero. No los extraño, y los pierdo por bobadas.
Mejor no tener amigos para no perderlos: considero seriamente.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Y como les decía...

Quiso salir de la vida, como se sale de un sueño desagradable o pavoroso: abruptamente. No había esperanza; eso era. Los ojos tristes; eso que se revolvía dentro de sí: triste. Harta. Quiso callar. Quiso no volver a mirar. Quiso ser un instante: el último.

El rostro ausente, resignado, abúlico.

***

Lo miró: lejano, ajeno. No hizo más. No existía otra cosa que hacer: ni culparlo, ni sondearlo. Después de todo, él también era parte del sueño, de la vida. Se fue.

Lo olvidó...


...Sí, claro.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Quiso*

.



Quiso salir de la vida como se sale de un sueño desagradable o pavoroso: abruptamente...






*Dejé el escrito en un papelito dentro de una de las bolsas de mi chamarra negra, así que: continuará...

viernes, 7 de noviembre de 2008

Qué le podemos hacer...

Segunda comunicación de Jorge Ledesma:

Lo siento mucho, pero debo hacerle saber algo que sin duda le quitará una ilusión. Pero yo no hice la realidad. Tengo que avisarle, distinguido escritor, que el Danubio no es azul: es sucio, marrón, agua con barro, aceite y mierda. Como el Riachuelo, aunque con menos prestigio literario y musical, qué le podemos hacer...


Sabato: Abbadón el exterminador.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Yo quiero LSD

Hamilton Morris: Los judíos mágicos.* (Fragmento)

Unas horas después, uno de los judíos mágicos se chingó una línea de Ketamina mientras navegaba sobre el lago en un bote de remos. Regresó a la playa, se colapsó en la entrada, vomitándose todo y perdiéndose en un muy profundo agujero de Special K mientras los demás lo veíamos aterrorizados. Eventualmente todos se distrajeron, lo pusieron de costado, y regresó a la fogata a meterse más ketamina. Mientras el sol salía y los cantos alienígenas de lo que ahora identifico como pájaros armónica de vidrio me ponían en trance, vi a Hershel salir del bosque. Traía un libro con oraciones en las manos, sonriendo y fumando un cigarro. Los dos escuchamos a los pájaros por un minuto, mientras yo aceptaba la posibilidad más extraña de todas: la posibilidad de que todo tuviera sentido.
*Revista VICE.

¡Y el baño!

Sobre la lealtad familiar: mexicanos en Estados Unidos*

Toño, 35 años, desde New York:

"Estaba tan feliz, tan orgulloso de, finalmente, poder pagarle a mis padres y de que ahora mi madre vive en un lugar bonito. Deberían ver el baño: está muy bonito".

Doña Anerina, 72 años, madre de Toño, desde México:

"Han pasado como ocho años desde que vi a Vicente, Toño y mis otros hijos. Toño vive en un departamentito con un cuarto, y ahora yo vivo en una casa muy grande. Tengo un cuarto blanco, donde guardo mi cosecha: frijol y maíz. Me gusta mucho mi nueva cocina con mi nueva estufa. ¡y el baño!"

*Revista VICE: En ambos lados: Inmigrantes mexicanos y las familias que dejaron atrás.