viernes, 24 de enero de 2014

Esquirla de hielo en el corazón

"En el cuento, muy conocido, de Andersen, del joven Kay que huyó de la Reina de las Nieves, le queda una esquirla de hielo en las venas, una esquirla que lo atormenta el resto de su vida. Mi madre de cabello blanco fue la Reina de las Nieves de Vasco, a la que él amaba y de la que, presa de enfurecida humillación, huyó por fin, con una fría esquirla de amargura en la sangre; que siguió doliéndole, bajando la temperatura de su cuerpo y congelando su corazón en otro tiempo cálido."






Salman Rushdie: El último suspiro del Moro (fragmento)



jueves, 16 de enero de 2014

Remolinitos

Con mi muy superficial manera de entender el mundo, me parece  a veces que nada tiene sentido y a veces que cuanto existe, siempre colgado de la nada o del azar, se parece a lo que pienso que es lo milagroso. Aún con la amargura cotidiana que ha tenido a bien inundarme cada vez con más frecuencia, lo vislumbro. Y pienso en mí y en mi historia pequeñita y en los remolinitos que son mis tormentos. 





jueves, 9 de enero de 2014

Así

Mi sonrisa consiste en una mueca horrible. De niña quería ser bailarina pero mi madre me dijo que no era una buena idea porque las bailarinas tienen sonrisas bonitas, así que desistí. "No soy fotogénica", es lo que pienso cuando veo una fotografía de mí cuya imagen no coincide con la imagen que me gusta de mí. Pregunto si soy así y me dicen que sí y yo pienso "pero no soy siempre así, tan fea". Me doy ánimos. A veces esto de darme ánimos consiste en bloquear en mi mente algún suceso y dejarlo atrás en el tiempo. He estado un poco obsesionada con las personas que me quieren. A mi novio le pregunto con mucha frecuencia por qué me quiere y, aunque él ya debería estar harto de mi pregunta, me responde que no sabe. Así que me deja igual. Últimamente lo he obligado a darme una respuesta y dice que porque soy buena persona y yo le digo que eso no me sirve porque hay muchas buenas personas y yo no soy especial en ese sentido; es más, sé bien que no soy tan buena persona y que tengo un lado muy malvado, como cuando un señor muy viejito me hizo enojar mucho y yo pensé seriamente en lo fácil que habría sido golpearlo.
Tengo una mente imprecisa y hasta ahora, y vaya que ha pasado el tiempo desde que nací, no me he podido hacer de una sola pieza.  Soy tantas maneras de pensar y de sentir que no me puedo asir a nada. Me siento como de aire o de agua y, cuando estoy muy triste, como un pedazo de tierra que se desmorona. Esta sensación de vaguedad se traslada al exterior de vez en cuando y todo me parece un mar inmenso y yo un barquito destartalado y perdido. Me hago chiquita, muy chiquita, en mi imaginación, pero nunca logro desaparecer, ni aunque cierre los ojos y me prometa dejar de hablar.

jueves, 2 de enero de 2014

Otro añ

Empecé el año en medio de una fiesta popular con músicos tocando el trombón y borrachos bailando no sé qué. Luego fui a otra fiesta con chicos que escuchaban música electrónica y fumaban mariguana. Yo bailaba monótona: una mano para acá, un pie para allá. Yo hablaba lentamente y con casi nadie. Estaba triste y soñolienta. La música no me emocionaba. Mis ojos estaban muertos y mi corazón seco.